viernes, abril 18

Hasta pronto y que la magia te acompañe.

Está permitido, aceptado y a veces hasta  “alentado” que los niños crean y tengan un mundo de fantasía a su alrededor. Es sano y natural que la imaginación desbordante de un niño de soluciones mágicas a lo que no entiende, piense que no todo tiene una explicación científica o lógica, y sobretodo, que viva con esperanzas e ilusiones que cosas maravillosas puedan pasar a su alrededor.
Pero todo esto esta bien solo si eres un niño. Cuando crecemos, nuestros alrededor comienza cruel e irremediablemente a destruir nuestro mundo mágico, nuestra fe en lo mítico… y si esto no sucede, esas creencias se toman como locura, como excentricidades, y no son parte del conocimiento civilizado.
De pequeña, mi imaginación no tenia fin, yo vivía siendo una princesa, sumida en historias maravillosas, buscando duendes en los bosques, corriendo aventuras donde todo era posible y quise resistirme a la “cruda realidad” hasta muy mayor, pero como supongo que le paso amucha gente,  la revelación de la inexistencia de Santa Claus o los Reyes Magos a mis ¡¡¡10 años!!! comenzó el declive y abandono de la magia en mi vida.

Pero no deberíamos confundir fantasía con mágica. La fantasía es parte de nuestra imaginación, nos permite soñar, imaginar y a los niños les permite jugar y aprender… pero la Magia va mas allá. La magia es real, y esta en todas partes. Esta en ese sentimiento embriagador que sientes al pararte frente al mar y escuchar el sonido de las olas, esta en la explosión de recuerdos que llegan a tu mente al reconocer un olor que creías olvidado, esta en la química instantánea de un amor a primera vista, esta en la energía que recorre tu cuerpo cuando te invade la música, esta en las lagrimas de unos padres al oír por primera vez el llanto de su bebe, esta en la intuición y en la Fe, en la oportunidad que nos damos de creer en que cosas buenas pueden pasar, en el creer que podemos influir en lo y quien nos rodea.

Al crecer es normal que perdamos parte de la fantasía, que se convierta mas en un juego imaginativo, pero no deberíamos perder la magia. La sociedad actual nos aliena, penaliza y castiga todo lo que tenga q ver con ella y simplemente dejamos de creer. Dejamos de creer en q todo es posible, pero también dejamos de creer en los demás, en la fuerza, bondad y poder del ser humano y lo mas triste de todo, dejamos de creer en nosotros mismos. La civilización actual y las oscuras manos que la mueven nos han individualizado, nos han separado y nos han otorgado nuevas metas de poder y dinero que nos han quitado nuestro poder.
Con la desaparición de la Magia de la navidad, mi mundo mágico/fantástico empezó a romperse y desmoronarse y lo pensé perdido. Estaba confundida, la adolescencia es complicada, te lleva del mundo infantil al adulto, no se sabe en que creer o como creer y pienso que en parte es por la negación de esa magia.
Pero Gabriel García Márquez me rescató. Me mostró que la magia seguía existiendo en ese mundo adulto, me mostro que la Magia ES energía, que lo envuelve todo, y que como ella ni se crea ni se destruye, solo  cambia, evoluciona, pero jamás desaparece.
A pesar de todo costó muchos años llegar a interiorizarlo, era nadar contra la corriente, pero cuanto más creo, mas cerca me siento de la paz interior. Se siente bien, siente correcto el simple hecho de dejarme fascinar por lo que me rodea. La fe en ti mismo y en los demás te da esperanza y la esperanza es una luz que no permite que caigas en la oscuridad.

La magia esta por todos lados, en nuestra vida, en la naturaleza, en la interacción con los demás, y García Márquez me permitió descubrir eso y mantener la luz encendida en mi.
Gracias Gabriel por tu mariposas amarillas, por tus locuras de amor desbordadas, por la magia del hielo, la sabiduría de la vejez, la intuición de la mujer y porque nos ayudaste a entender que la muerte es parte de la vida.


Gracias Gabo, hasta pronto y que la magia te acompañe.
Veritz