domingo, noviembre 14

... y te doy mi corazón. Tómalo, tuyo es, mio no


Es increible, pero también aterrador como nuestra felicidad depende muchas veces de actos o situaciones que deberían no ser tan importantes.
Y está claro que la vida está compuesta por diferentes situaciones, pequeñas cosas que ojalá fueran todas alegres... lo que me asusta es que lleguen tan cerca de hacerme sentir feliz, porque para mi la felicidad es algo mucho más profundo, un estado del alma, más perdurable y grande, y por eso muchas veces más difícil de encontrar o incluso de saber que lo sentimos.

A quien no le ha pasado el sentirse atribulado con problemas, momentos de enfado, frustración, etc... y que un momento se tranquilidad, complicidad, amor... nos hace darnos cuenta, que todas esas cosas que nos molestaban no eran tan importantes, que nuestra felicidad siempre estuvo ahí, solo que tapada por sombras, y que nuestras vidas son mucho más perfectas de lo que pensamos a veces.

Hay hechos en la vida que si aumentan nuestra felicidad, como el nacimiento de un hijo, o un logro profesional o académico muy buscado, porque nos acompañan toda la vida y pasan a ser parte de ella para siempre.
Pero cuando algo que es bueno, pero no trascendental (como que me conteste un mensaje el chico que me gusta, o atreverme a comprar los pantalones que había visto hace unos dias), me procude un estado parecido a la felicidad, cuando es imposible borrar la sonrisa de mi cara y tienes ganas de cantar y caminas a saltitos como Laura Ingels por la pradera, entonces me preocupo, porque en ese momento me doy cuenta que mi corazón tomó el mando y la razón no esta viendo claro el asunto.

Cuando queremos algo con muchas ganas, aunque sea una vanalidad, cualquier atisbo de que podemos conseguirlo hace que nuestro corazón tome el control y corra a atrapar esa posibilidad.
Es como si el corazón se nos escapara por la ventana, antes de que tengamos tiempo de mirar por la mirilla para abrir la puerta.

Y esta bien que pongamos el corazón en eso que nos ilusiona, pero hay que saber distinguir que tan  importante es y por lo tanto, a quien o que entregamos nuestro corazón.
"Pon tu corazón en todo lo que haces, pero entregalo solo a lo realmente importante", así no lo perderás ni lo desgastarás sin querer.

Veritz

viernes, noviembre 5

Todo paso adelante es un avance, aunque sea en la dirección erronea

Y después de todo lo dicho, heme aquí, conociendo a alguien nuevo que no parece tan malo, jajaja. ¿Qué pasará? Ya no lo sabe ni Dios, pero no importa.

Es difícil enfrentarse a una nueva persona con miedos y rabias de personas pasadas, pero dicen que la mejor manera de sacarse los miedos es "volverse a subir al caballo enseguida", así que veremos que depara el destino, eso si, esta vez, sin prisas y con calma, protegida lo necesario para no volver a sufrir, pero abierta lo suficiente para que intentarlo tenga sentido.

A ciertas edades (y con eso me refiero a la mia, jajaja), todos venimos con mucho bagaje y experiencias de parejas y relaciones anteriores, que por una parte nos otorgan los conocimientos para saber mejor lo que se quiere y se busca, cuales son nuestros fallos y nuestras bondades, pero por otro lado, también nos ponen barreras, nos llenan de miedos y de prejuicios, que a veces no nos dejan empezar una relación "limpiamente".
Pero hay que tener en cuenta que cada persona es diferente, que cada relación es diferente y que jamás estamos libres de volver a sufrir o cometer errores, pero que esas nuevas puertas que se abren, también pueden traernos cosas nuevas, nuevas satisfacciones y experiencias.
Claro que hay que estar prevenido y usar la experiencia para que no se vuelvan a repetir las cosas que nos hicieron daño, pero hay que tener cuidado en juzgar "lo nuevo" por acciones o pecados de lo pasado.

Las acciones de otros no dependen de nosotros. Cada uno es responsable solo de su actuar, por lo que lo único que nos queda es hacer lo correcto y esperar que eso de resultado. Hay que ser consciente de todas aquellas veces que pensamos "si me pasara otra vez no haría lo mismo"... y cumplirlo. Hacer un poco de esfuerzo si pensamos que merece la pena, y enfocar mejor la nueva experiencia.

Cada nueva oportunidad en la vida nos sirve para algo, nos mostrará nuevas cosas buenas, y más fallos que correguir y creo que asi hay que enfrentarlo, sin desesperar, sin venganzas (por lo menos con los que no corresponde) y sin derrumbarse... porque ¡no hay mal que dure cien años!

Veritz

lunes, noviembre 1

Del dicho al hecho....hay el trecho que quieras

Pues si, aunque no lo creamos, a veces la vida nos muestra que no somos perfectas, jajaja.
Por eso, de vez en cuando, es bueno hacer un "stop", pararse a pensar por un momento, hacer un acto de constricción, mirarnos desde fuera y ser honestas con nosotras mismas para poder admitir que no siempre lo que nos pasa es culpa de ellos.

Las cosas son como son y no como querríamos que fueran. No es nuestra culpa, no es de otra persona, es y punto! Tenemos que saber aceptar los hechos y que algunas cosas no resultarán como nosotras pensabamos. No podemos evitar ser soñadoras, ni tenemos que dejar de serlo, pero hay ocasiones en que hacernos una idea romántica, pero falsa sobre algo o alguien, solo nos traerá desilusión y frustración. Si no te gusta lo que hay, dejalo pasar y sigue adelante. Hay situaciones y sobretodo personas, que no pueden cambiarse.


Lo bueno nunca es gratis. Otras veces queremos conseguir algo (o a alguien) pero caminamos en dirección contraria a esa meta o simplemente no hacemos nada. Hay que ser consecuente y perseverante para conseguir las cosas que deseamos... o sino simplemente no quejarnos porque no las obtenemos. Eso si, es importante ponerse metas reales, porque a veces, por mucho que lo intentemos, habrá cosas que no se harán realidad, y es mejor dejar de pelear con un imposible y buscarse otra meta alcanzable (otra vez, ojo con las ideas demasiado románticas).


 
Uno está en el lugar que se pone. Somos complicadas a veces, complejas siempre.. yo lo admito y jamás lo he negado, y por eso por momentos nos contradecimos en nuestras palabras y acciones, porque confundimos lo que queremos o deseamos, con lo que se espera de nosotras o el deber.
La mayoría de nuestras amigas lo entiende, porque también son mujeres, pero con los hombres es diferente. Hay que ser realista y saber que están movidos por otras motivaciones y que las cosas que para nosotras son obligatorias, importantes u obvias, para ellos pueden nisiquiera existir. Ellos tienen el deber y el querer muy bien diferenciado... y la verdad es que la mayoría de las veces deberíamos seguir su ejemplo. No tenemos porque "querer hacer" las cosas que "debemos hacer" y por lo tanto, no obligarnos a ellas. Si no quieres ni crees que deberías hacer algo, no lo hagas. A veces las cosas se equilibran solas, no es necesario que carguemos con toda la responsabilidad.

Somos libres de elegir con quien estar. Otras veces la confusión no va con el querer/deber, sino que simplemente no sabemos lo que queremos o más concretamente porque lo queremos. Aquí es donde la frase "ten cuidado con lo que deseas" viene al dedillo, pues lo que quieran nuestras amigas u otras mujeres, no tiene porque ser nuestro deseo... otra vez, lo principal es ser honesta con una misma. Una decisión importante debe incluir un momento para pensar y analizar.
Y por supuesto, estar orgullosa de tus gustos y preferencias, pues no tiene ningun sentido estar con un moreno musculoso, si en realidad te gustan los rubios bajitos y normales.

Y por último, y creo que muy importante... no dejes que el miedo te paralice, ni te ciegue. Cuando la vida te muestra una y otra vez que las cosas son de una manera, a veces es porque SON de esa manera. Hay que dejar que la vida nos sorprenda, le de la razón a nuestros sueños románticos (ahora si) y disfrutar de lo que se nos presenta, porque es tan contraproducente insistir en que algo es lo que no es, como negar lo que se nos muestra.

Veritz