viernes, noviembre 5

Todo paso adelante es un avance, aunque sea en la dirección erronea

Y después de todo lo dicho, heme aquí, conociendo a alguien nuevo que no parece tan malo, jajaja. ¿Qué pasará? Ya no lo sabe ni Dios, pero no importa.

Es difícil enfrentarse a una nueva persona con miedos y rabias de personas pasadas, pero dicen que la mejor manera de sacarse los miedos es "volverse a subir al caballo enseguida", así que veremos que depara el destino, eso si, esta vez, sin prisas y con calma, protegida lo necesario para no volver a sufrir, pero abierta lo suficiente para que intentarlo tenga sentido.

A ciertas edades (y con eso me refiero a la mia, jajaja), todos venimos con mucho bagaje y experiencias de parejas y relaciones anteriores, que por una parte nos otorgan los conocimientos para saber mejor lo que se quiere y se busca, cuales son nuestros fallos y nuestras bondades, pero por otro lado, también nos ponen barreras, nos llenan de miedos y de prejuicios, que a veces no nos dejan empezar una relación "limpiamente".
Pero hay que tener en cuenta que cada persona es diferente, que cada relación es diferente y que jamás estamos libres de volver a sufrir o cometer errores, pero que esas nuevas puertas que se abren, también pueden traernos cosas nuevas, nuevas satisfacciones y experiencias.
Claro que hay que estar prevenido y usar la experiencia para que no se vuelvan a repetir las cosas que nos hicieron daño, pero hay que tener cuidado en juzgar "lo nuevo" por acciones o pecados de lo pasado.

Las acciones de otros no dependen de nosotros. Cada uno es responsable solo de su actuar, por lo que lo único que nos queda es hacer lo correcto y esperar que eso de resultado. Hay que ser consciente de todas aquellas veces que pensamos "si me pasara otra vez no haría lo mismo"... y cumplirlo. Hacer un poco de esfuerzo si pensamos que merece la pena, y enfocar mejor la nueva experiencia.

Cada nueva oportunidad en la vida nos sirve para algo, nos mostrará nuevas cosas buenas, y más fallos que correguir y creo que asi hay que enfrentarlo, sin desesperar, sin venganzas (por lo menos con los que no corresponde) y sin derrumbarse... porque ¡no hay mal que dure cien años!

Veritz

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